Cartel ilustrado por Mikhail Fedorov
MENSAJE DIRIGIDO A TODOS LOS NIÑOS Y NIÑAS DEL MUNDO, EN EL DÍA INTERNACIONAL DEL LIBRO INFANTIL. Escrito por Sergey Makhotin.
En mi más tierna infancia me gustaba construir casitas con bloques y todo tipo de juguetes, solía usar como tejado libros infantiles ilustrados; en sueños, subía hasta el interior la casa, me acostaba en la cama hecha con cajas de cerillas y contemplaba las nubes o el cielo estrellado, todo dependía de la imagen que más me gustase.
Instintivamente, seguí la ley de vida de todo niño que busca inventarse un ambiente cómodo y seguro, para conseguirlo, un libro infantil fue de auténtica ayuda.
Después me hice mayor y aprendí a leer, en mi imaginación, un libro comenzó a parecerse más una mariposa o incluso un pájaro, que a un tejado. Las páginas del libro eran como alas y susurros. Era como si el libro situado en el alféizar saliera volando inesperadamente por la ventana abierta hacia espacios desconocidos. Lo cogí, lo empecé a leer y el libro se tranquilizó. Después lo seguí a través de otros mundos y parajes, mientras mi universo imaginario se iba extendiendo.
¡Qué alegría tener un nuevo libro en mis manos! Al principio no sabes de qué trata, te resistes a la tentación de abrirlo por la última página, ¡y qué bien huele! No es posible descomponer su olor: tinta, pegamento… no, no lo es. Tiene un aroma especial a libro, uno excitante y único. Las puntas de algunas páginas se pegaban como si el libro no se hubiera despertado aún, se despierta cuando lo empiezas a leer.
A medida que vas creciendo el mundo de alrededor se va complicando. Te enfrentas a cuestiones que incluso un adulto es incapaz de resolver. Sin embargo, es conveniente poder compartir las dudas y los secretos con alguien, por tanto aquí es cuando el libro viene en tu ayuda. Probablemente muchos de nosotros nos hemos planteado: ¡yo he escrito este libro! Y el personaje favorito de pronto parece ser como tú. Vive los mismos problemas y los trata con dignidad; otro personaje no se parece a ti en nada pero quieres que sea como tu ideal, pretendes ser tan valiente y capaz como él.
Me hace reír cuando un chico o una chica dice “no me gusta leer”, no les creo, seguro que toman helado, juegan y ven películas muy interesantes. En otras palabras, les gusta divertirse. La lectura, frente el desarrollo de los sentimientos y la personalidad, no es una tarea tan agotadora, si bien, ante todo, es un gran placer.
¡Precisamente, esta es la intención de los autores que escriben libros para niños!